martes, 11 de septiembre de 2007

El águila en mi pecho


 

 

Casi se cumplen 8 meses desde que dejé mis tierras para explorar otro país. Mi hermana Sandra alguna vez me dijo que sería en el extranjero donde me conocería como mexicano. Nunca le creí. Siempre fue para mí un hecho incidental el haber nacido en México. Por probabilidad, pude haber nacido en cualquier otra parte del mundo.

 

Ahora, a 6,600 kilómetros de mi ciudad, consumo el Grito de Independencia: este grito de raíces primigenias, de resonancias históricas, que cada año todo mexicano cumple con el cabello erizado y el corazón en la mano.

 

Y fue en las últimas frases donde consumé mi mexicaneidad, como una renovación de votos, después de muchos años desdeñada.     

 

-         ¡Viva México! – prorrumpió el embajador

 

-         ¡Viva! – exclamé y el corazón se me desgarró en mil pedazos

 

-         ¡¡Viva México!! – repitió

 

-         ¡¡Viva!! – grité y mis mejillas se electrificaron

 

-         ¡¡¡Viva México!!! – insistió con ahínco

 

-         ¡¡¡Viva!!! – exhalé, exploté, hice implosión

 

 

Si alguien me preguntara qué es México, honestamente no sabría responderle. Y no por insuficiencia de datos, sino porque no podría sintetizar un concepto tan cargado de significados. Podría decirle, quizás, que México es Sinaloa, Puebla y Campeche. Que México es La Quebrada en Acapulco y la Alhóndiga en Guanajuato. México es la pirámide del Sol, y también la de la Luna. México es el nopal y la tuna. México: la vida y la muerte, la guerra, la ira. México serpiente devorada ombligo de la Luna. México con “M” de Maíz, Mariachi y Manuel M. Ponce. México el 15 y 16 de septiembre. México todo el año. México es el ¡¡Viva México!! y también el ¡¡Viva!!. México son los aztecas, los olmecas, los zapotecas, los mayas y los toltecas. México, para mí, es La Alameda…

 

Pero si tuviera que responder a qué es México, diría, de manera muy lacónica: México es el águila en mi pecho y es mi sangre tricolor.

 

 

                                                           Eriol, mexicano

 

 

(y, ¿por qué no decirlo…?   ¡¡¡VIVA MÉXICO, CABRONES!!!)

  

2 comentarios:

-- dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
-- dijo...

Hola, Juan. Gracias por la visita y los comentarios al blog.

Yo también aprecio mucho tus relatos, ¿has escrito últimamente alguno para compartir?

No sabía que también tuvieras blog. Agregué un vínculo al tuyo y al de Consuelo. Le escribiré como dijiste, espero que nos sigamos bloggueando.

Por cierto, hablando de reflexiones sobre lo que es un mexicano, es curioso notar que los mexicanos somos los únicos que insistimos tanto en esa pregunta. Creo que ningún otro pueblo se cuestiona tanto sobre su propia identidad como nosotros mismos.